miércoles, 2 de enero de 2008

TEBEOS VALENCIANOS PARA EL SIGLO XXI

Por J. M. Varona “Ché”
En estos días le ha tocado hablar a Álvaro Pons, conocido especialista en la materia, que inició su charla trasladándonos a los años 80 después de la caída de las editoriales Valenciana y Maga que dejaron fuera de la circulación a autores y tebeos que habían sido verdaderos iconos populares que leíamos cuando éramos niños, y que habían sido una realidad gracias a la calidad y al empuje de grandes profesionales. Por aquel tiempo, surgió la Nueva Escuela Valenciana del Tebeo con un nuevo toque histórico vanguardista y una nueva estética aunque manteniendo la tradición., en la que se integraron entre otros los valencianos Sento, Micharmut, Daniel Torres, Mique Beltrán y el padre espiritual de todos Miguel Calatayud, que terminaron por colarse en Europa y en otras partes del mundo y en donde –de alguna forma- terminaron por hacer escuela. Los españoles interesaban porque eran muy buenos y además más baratos. Están claros los casos de José Ortiz (aún hoy, de gran proyección internacional), Brocal Remohí, Leopoldo Sánchez entre otros, cuyos trabajos aparecieron en revistas –caso de “Hombre” y “Metropol”- que se vendieron en todas partes con gran éxito. Una buena parte de aquellos autores tenían –y algunos todavía tienen- como elemento aglutinador al guionista Antonio Segura uno de los más importantes de los nacidos en nuestra Comunidad. Aparecieron unas 30 cabeceras que fueron desapareciendo poco a poco una tras otra, hasta que tuvo lugar el “crac” que produjo una situación similar a la ocurrida años antes; la década de los 80 terminó en la nada; todo quedó en un desierto que propiciaba que, autores incluso como Carlos Ortín, Ana Miralles, Sento y un largo etc., no tuvieran en donde publicar.

En Valencia se mantuvo un pequeño oasis en activo que fue la revista “Camacuc”, la cual sin grandes apoyos, permitió el que pudieran publicar los autores jóvenes –conocidos y por conocer- pero también algunos veteranos como fue el caso de José Sanchis, Reinoso y Palop. En los 90, determinados dibujantes de la Nueva Escuela, colaboraron en esa revista.

Al final de la década de los 80, Manel Gimeno y Juan Puchades convirtieron su estudio de diseño “La General”, en editora de tebeos que lanzaron la colección “Moriarty”; pero con lo que ellos tuvieron verdadero éxito fue con la revista de información “El Maquinista”, y también con “EMM” que ganó el premio a la mejor revista del Salón Internacional del Cómic de Barcelona de 1993. Las malas lenguas decían que la concesión de un galardón de este tipo, era el preludio de un cierre anunciado; esto no tenía por que ser cierto, pero ellos tuvieron que clausurar el negocio en octubre de ese mismo año.
En 1992 Valencia se auto postula como “Capital de las Artes Gráficas y del Cómic” en respuesta al protagonismo de Barcelona y de Madrid; iniciativa al amparo de la cual se pusieron en marcha una serie de actividades que resultó de lo más prometedor, pero como tantas otras quedó, más bien, en “aguas de borrajas”.

Desaparecidas las revistas y a imitación de lo acontecido en los Estados Unidos, la industria editorial apuesta por el cómic.book que es lo que termina arrasando con protagonismo de autores valencianos como Antonio Payá, Josep de Haro, Rafa Fonteriz, Paco Roca, Sergio Bleda y otros, parte de los cuales se vieron obligados a buscar su medio de vida en otros mercados tal como había ocurrido en periodos anteriores. Las obras de muchos autores españoles, se fueron hacia los Estados Unidos y hacia varios países europeos, en particular Francia; esta situación hizo que allende nuestras fronteras se hablara de la llamada invasión española.
Caso particular fue el de Salvador Larroca, un verdadero fuera de serie muy querido por el público norteamericano. También fue un autor de gran éxito Jaime Brocal Remohí padre de varios personajes vinculados a la mitología vikinga entre ellos –a imitación de Conan- estaba Kronan, que cosechó un notable éxito. Este ilustrador pudo presumir de haber sido aceptado por los japoneses para los que creó un Samurai bárbaro, que terminó abandonando por que los de allí le pidieron que retocara, cosa que él –debido a su carácter independiente- se negó a hacer. Regresó a España en donde siguió con su trabajo hasta su muerte en 2002.

En España el cómic-book terminó por inundarlo todo, su formato también llegó a utilizarse para hacer Fanzines dentro de la mejor tradición de lo que es la autoedición, que en esta ocasión por hacerse de forma más profesional –fueron sustituidos por revistas de aspecto profesional- dan paso a los Prozines (fusión de los términos “profesional” y “fanzine”); de ellos destacamos a “Kovalsky Fly” -de Gerard Miquel e Ismael Rumbeu- que aparece en el otoño de 1994 con las colaboraciones de Manel Gimeno, Juan Puchades, Lalo Kubala y otros. El fanzine logró que en 1997 se le concediera un premio en el Salón del Cómic de Barcelona, lo que ayudó a que algunos de sus colaboradores dieran el salto a la profesión. También en Valencia nació “Ganadería Trashumante” (Premio Saló 1999 al mejor fanzine) dirigida por Mac Diego, contenedor de diferentes experiencias gráficas y formales. Igualmente los fanzines “Malasombra” de Carlos Maiques y “Como Vacas Mirando el Tren” del colectivo Haciendo el tren, consiguieron premios. Es la época de los experimentos más innovadores –incluso con maneras radicales- de las formas y hasta del lenguaje; había un caldo de cultivo para que esto ocurriera así.

En 1995 nace la Editorial Midons de Juan Puchades que se estrena con la colección de libros de ilustración “Sombras”, en los que colaboran Max, Ana Miralles, Miguel Gallardo y otros. Casi al mismo tiempo surge –aunque con otro nombre- Ediciones de Ponent de la mano de Francisco Camarasa y Mac Diego, que también ponen en funcionamiento nuevas líneas experimentales con la ayuda de Sento y Micharmut. De igual manera lanza una de las obras más atrevidas como fue el álbum “El Pie Frito” de Miguel Calatayud –padre espiritual de la Nueva escuela valenciana-, que trae a la memoria los viejos Aucas y que por sus méritos recibió el premio a la mejor obra del Salón del Cómic de Barcelona, que también premia -como Autora Revelación- a la alicantina María Colino por su trabajo en “Heptameron” igualmente publicado por Ponent, la cual continuó cosechando premios gracias a su política de incorporación de nuevos valores como Pablo Auladell, Calo, Sergio Córdoba, Nacho Casanova y la citada María Colino, sin dejar por ello, de trabajar en la recuperación de autores clásicos.

Otro que tiene un gran papel en la llamada autoedición, es el colectivo “7 Monos” y “Epicentro”, con autores de éxito como Victor Santos con los Reyes Elfos su buque insignia, Sergio Córdoba que publica Freaks in love (que acaba por reaparecer de la mano de Astiberri). También aparece “Fanzone” un colectivo muy joven con componentes entre los 13 y los 17 años, y, Joseba Basalo que se instala en Sueca con su Editorial Aleta y sus tebeos de entretenimiento, el cual publica cosas de autores españoles entre los que se encuentran muchos valencianos. Se atreve con historias de misterio rescatadas del cine como “El Retorno del Hombre Lobo” con la colaboración de Paul Naschy y el dibujante Javier Trujillo. Asimismo tenemos que citar el caso especial de Editorial Media Vaca, que edita cuentos de una calidad impecable.

En este momento la situación del tebeo en España es difícil, aunque se note un cierto repunte al tiempo que se buscan nuevos mercados. Hay autores como los valencianos Sergio Meliá, Paco Roca, Rafa Fonteriz, Salvador Larroca, Francisco Ruizgé, Ana Miralles, Victor Santos, Sergio Bleda y otros que para solucionar su problema tienen que recurrir a las editoriales extranjeras ya que aquí es difícil publicar. El caso de Salvador Larroca es peculiar, continúa triunfando en los Estados Unidos en donde tiene todo el favor del público. Allí se le considera un autor “hot” que es como se califica a los autores de éxito en USA, hasta el extremo de que cuando la Editorial -para la que trabaja- quiere lanzar algo nuevo que desea se venda bien, recurre a Larroca y a sus dibujos. Citamos igualmente a Ana Miralles asimismo una autora de éxito, elegantísima, pero que por desgracia vende poco en nuestro país aunque arrase en Francia. Otro caso es el de Paco Roca con su álbum “Rides” –recientemente presentado en España con el nombre de “Arrugas- que ha sido un verdadero bombazo en Francia. De la misma manera en ese país se venden bien las obras de Francisco Ruizgé, Sergio Meliá, Víctor Santos y Sergio Bleda (éstos dos últimos también muy conocidos en otros países). Un caso especial ha sido el de Sergio Aragonés un castellonense instalado desde ha tiempo en los Estados unidos en donde ejerce con notable éxito.

Aparte de las que ya existen, surgen nuevas editoriales, al mismo tiempo que El Jueves se mantiene ahí –el último reducto en donde colaborar-, hay nuevos ensayos, nuevos fanzines –ahí está “El Temerario” entre otros, de Gráficas Valiente- y una legión de nuevos realizadores, por lo que el futuro del tebeo del siglo XXI está asegurado en lo que a dibujantes se refiere –eso si, a la búsqueda de una editorial que publique sus obras-; el problema está en saber cuantos de ellos podrán ganarse la vida con su trabajo.

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